Por Antoni Hernández Fernández

 

La irrupción de la inteligencia artificial (IA) en la educación, como en otras facetas de nuestra vida, es inevitable. Las aplicaciones educativas que utilizan la IA ya son una realidad, hecho que requiere un nuevo enfoque del impacto de la tecnología en la enseñanza y el aprendizaje. Es una reflexión pedagógica necesaria que se puede realizar en el espacio #LaNUBE{IA} de Caixaforum Valencia.

Del mito del golem a la IA

 

Según el mito hebreo, un golem es un gigante fabricado a partir de barro, piedra u otra materia inerte, capaz de moverse y realizar tareas complejas si introducimos en su boca un papel con las instrucciones precisas.

Buena parte de los solucionadores matemáticos y los generadores de textos e imágenes basados en IA funcionan prácticamente así. Si sustituimos “introducir el papel en la boca del golem” por “teclear” y “texto en el papel” por “instrucción escrita en el programa”, y olvidamos además que el golem necesita un cuerpo para actuar, voilà, tendremos que las aplicaciones actuales de IA son en realidad poderosos golems.

Pero el golem en este caso no está encerrado en ningún trastero de Praga, como en los mitos tradicionales. Está en el móvil o en los ordenadores de nuestros alumnos. Con tan solo unas frases, el golem es capaz de resolver ecuaciones, generar textos o crear imágenes que no existían en un listado o repertorio previo. Tampoco son productos que combinan elementos existentes. Se trata de creaciones nuevas que la máquina tardará apenas unos segundos en producir. Sin rastro anterior de ellas en la red, si nuestros estudiantes las usan en clase jamás podremos acusarlos de plagio.

 

La creatividad de la IA

 

¿Es el golem de la IA un impostor, un sustituto, un destructor de la creatividad? ¿O podemos considerarlo como una herramienta, una ayuda, para fomentarla? ¿Da recursos para trabajar a científicos, ilustradores y escritores, o, por el contrario, los envía al paro?

La creatividad humana ha sido uno de los argumentos para «mantener a raya» a la IA. Sin embargo, la creatividad no es exclusiva de los humanos. Es más una cuestión de grado en la naturaleza, donde otras especies como delfines, cuervos o chimpancés han demostrado saber solucionar problemas de forma creativa (López de Mántaras, 2017). Una idea creativa es habitualmente una combinación y/o transformación innovadora y valiosa de ideas conocidas (López de Mántaras, 2017; Boden, 2017; Du Satoy, 2019). Ahora, con la llegada de la IA, son muchos los terrenos que invitan a cuestionar nuevamente la naturaleza de la creatividad.

Como nos recordaba Marcus Du Satoy en Programados para crear (2019), en la actualidad confiamos a las máquinas tareas que van más allá de nuestras posibilidades, como demostraciones matemáticas que un humano tardaría miles de años en completar. La IA ha podido incluso generar un inexistente Rembrandt capaz de engañar a los expertos en el artista holandés. ¿Está el arte o la ciencia bajo amenaza? ¿Cómo educar en esta nueva era de impostación y “engaño” artificial?

 

Recursos de creatividad computacional: juegos, música, arte o literatura

 

La creatividad computacional ha ido sumando sistemas que van aprendiendo por sí mismos. Más allá de las IA que juegan al ajedrez, el Go o a Starcraft, la IA se ha prodigado en:

  • Traductores automáticos (como Deepl o Google Translate), que aprenden y pueden hacer traducciones con gran precisión, en tiempo real, y entre pres de lenguas simultáneamente.
  • Generadores automáticos de textos (GPT3), que pueden ser perfectos asistentes de escritura tras una muestra de texto inicial suministrada por el autor (humano o máquina).
  • Programas matemáticos que producen soluciones paso a paso de problemas enunciados en lenguaje natural (Minerva, MS Math Solver , Wolfram Alpha) o matemático (PhotoMath).
  • Creadores artísticos o musicales (DALL-E-2, Stable Diffusion, Midjourney, AARON, Next Rembrandt, DeepBach o Jukebox, etc.) capaces de confundir a cualquier profano: ¿se trata de un auténtico Picasso, de una obra de Bach, o del golpe de clic de un alumno aventajado?

Los golems de hoy en día son muy diversos y realmente complejos. La educación, en cualquier nivel educativo, no puede quedarse atrás ante este alud de aplicaciones basadas en la IA, muchas de ellas con capacidades creativas, por definición (Boden, 2017; Du Satoy, 2019).

 

Redefiniendo la educación

 

Hay tecnologías que redefinen la educación, que crean nuevas tareas antes inabarcables o inconcebibles. Es el caso de herramientas como las mencionadas arriba. Aunque la transformación educativa pueda no ser una necesidad a corto plazo, las nuevas tecnologías la exigirán a medio plazo.

¿Cuántos docentes usan ahora máquinas de escribir o pasan transparencias en clase? ¿Qué sentido tendrá pedir redacciones de textos, creación de imágenes o resoluciones de sistemas de ecuaciones ante estos nuevos sistemas? Quizá el mismo que aprender a resolver a mano raíces cuadradas. Podrá tener un sentido formativo, de entrenamiento mental, pero la herramienta sustituirá al humano que, sin duda, deberá aplicarse y formarse más allá.

 

Tres estrategias para tratar con GPT-3

 

Como ejemplo, compartimos algunas de las estrategias propuestas por @pardoguerra, que señala que incorporar a GPT-3 dentro de las tareas de los alumnos es una forma de evitar que hagan un mal uso de esta herramienta, ¡además de proporcionar una oportunidad de mejora real en el aprendizaje!

  1. Usa textos generados por GTP-3 para proponer tareas como «comparando estos dos textos, ¿qué falta en cada uno de ellos?» GPT-3 no puede hacer comparaciones analíticas ni encontrar cosas que faltan en un texto.
  2. Pide a los estudiantes que analicen una situación en un marco teórico dado. GPT-3 está muy lejos de poder hacer eso (aún).
  3. Haz una evaluación incremental. En lugar de un ensayo, sugiere una serie de breves ensayos concatenados a lo largo del curso, que conduzcan a un proyecto final.

Dos cuestiones finales para los docentes

 

En definitiva, ante la irrupción de los diversos golems en la educación, a los docentes les quedan dos cuestiones fundamentales que formularse:

  1. ¿Ignoro la existencia de estos golems o los uso en clase?
  2. ¿Debo cambiar cómo dar clase y qué actividades plantear? En caso afirmativo, ¿cómo y qué cambio?

Los docentes deben replantearse su tarea. Los procesos de enseñanza y aprendizaje cambiarán. Quizá habrá que enseñar a redactar muy bien las frases adecuadas que introducir en la boca del golem (prompts), o a saber utilizar las aplicaciones para hacerlo (como promptomania), para que la IA sea una herramienta útil.

Porque, según el mito, el golem siempre ha sido un embrión incompleto. Está en manos de los docentes definir, enriquecer y supervisar su tarea.

La serie IA y Educación surge a raíz de la colaboración entre CSIC AIHUB y EduCaixa en la I Escuela de Verano de la Conexión AIHUB. 

 

SOBRE EL AUTOR

Antoni Hernández-Fernández es profesor asociado de la Universidad Politécnica de Cataluña y de la Escola d’Art i Disseny de Terrassa. Además, es asesor científico y educativo del espacio interactivo #LaNUBE{IA}- Educando en la era de la Inteligencia Artificial del CaixaForum de Valencia.

Contacto: antoni.hernandez@terrassa.cat

     

    MÁS RECURSOS

    Lecturas para saber más
    • Boden, M. (2017). Inteligencia Artificial. Madrid: Turner-Noema.
    • Du Satoy, M. (2019). Programados para crear. Barcelona: Acantilado.
    • Holmes, W., Bialik, M., y Fadel, C. (2019). Artificial Intelligence in Education: Promises and Implications for Teaching and Learning. Center for Curriculum Redesign.
    • López de Mántaras, R. (2017). Artificial Intelligence and the Arts: Toward Computational Creativity. En: The Next Step: Exponential Life. 

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